El acceso a la misma, lo hacemos por Igueste de San Andrés, por el antiguo camino, que sube hasta El Semaforo, (para más información sobre esta edificación y su uso pulsa aquí). Casi llegando al punto más alto, encontraremos a la derecha, un muro de mampostería, como de un metro de altura, unos 50 m por delante, estaremos en la Encrucijada de Domingo Izquierdo, un cruce de camino en el que podremos seguir hasta El Semaforo o tal y como haremos nosotros hacia la Atalaya.Cogemos el camino de la izquierda y continuaremos ascendiendo por un andén que nos ofrece unas inigualables vistas de Igueste, Santa Cruz y El Teide. Pasaremos próximo a la Sima de la Arrobada, hasta llegar a La Atalaya, un hito importante en la defensa marítima de Tenerife y lugar desde que se dio aviso a la Baterías de Santa Cruz de la proximidad de la armada de Nelson.
Dejamos atrás esta pequeña edificación y continuamos nuestro camino, descendiendo dirección al Valle de Jagua, lo hacemos por un estrecho, pero bien marcado camino, debemos prestar atención a un escurridizo cruce, en esta ocasión, una flecha blanca pintada sobre una piedra laja, nos avisaba del desvio, no sin antes haber probado suerte en otros trazados. Ahora la pendiente se hace mayor y descendemos casi derecho hasta el cauce del Barranco de Zapata. Continuamos serpenteando el cauce por la margen derecha, pasamos una higera que nos dará algo de sombra y continuamos hasta cambiar a la margen izquierda que practicamente no dejaremos hasta el final.
El camino se vuelve ascendente y pasamos junto a unas cuevas que sirvió como establo para cabras, mientras el cauce se aleja de nosotros, todo parece indicar que hemos pasado el cruce que nos llevaría hasta nuestrlo destino y estamos en el camino que ha de llevarnos hasta la Playa de Antequera, aunque nunca anduve por él, tengo idea de que su trazado no es muy adecuada para alguien inexperto y/o que sufra de vértigo. Vemos al fondo lo que parece un sendero y decidimos acortar campo a través, hasta dar con el mismo, que sin pérdida nos llevará hasta la playa.
Un baño, o dos, o tres, luego, un magnífico manjar en forma de bocata de sardinas, unas cuantas foto y disfrutar del lugar es en lo que ocupamos el resto de la tarde, hasta que se hizo prudente, retornar la vuelta por el mismo camino.
Intentamos seguir el camino por el que bajamos para ver si así encontrabamos el cruce que no vimos a la bajada, pero nuevamente un sinfín de caminos, sendas y trillas de cazadores, se confunden y nuevamente tuvimos que optar por el campo a través para llegar al camino bueno.